miércoles, 31 de mayo de 2017

La sonata a Kreutzer

La sonata a Kreutzer de León Tolstoi, inspirado el libro en la sonata a Kreutzer de Beethoven.

Llevo ya varios libros de Tolstoi y me declaro fan. Tolstoi relata las cosas como son, muestra la realidad con su cara y su cruz, muestra el género humano. Este libro no iba a ser menos.

Antes de nada hay que tener en cuenta que el libro se escribió en 1889 y estamos en el 2017, pero el género humano sigue siendo igual.

El libro cuenta el encuentro de varias personas en el vagón de un tren y uno de los pasajeros narra en primera persona, describiendo todo lo que sucede en ese vagón y todas las personas que viajan en él. Una de las personas que viajan en el vagón es Pózdnyshev que empieza a hablar con nuestro narrador, que empieza a contar a nuestro protagonista como mató a su mujer, por lo que el relato pasa de nuestro narrador a ser oyente y el viajero a ser la primera persona y por tanto el narrador.

Nuestro nuevo narrador proviene de una familia de prosapia acomodada y cuenta como con quince años le llevan  a una casa de tolerancia (prostíbulo), donde todo el mundo ve como buena esa acción, pero él no pensaba lo mismo porque le hizo sentir muy mal, ya que desde ese momento se sintió sucio, ya que había perdido su pureza y desde ese momento ya no podría volver a tener una relación pura con una mujer. El mantenía que a los mujeriegos se les reconoce, lo mismo que a un borracho, por las miradas que tienen hacia una mujer joven.

Se convirtió en un mujeriego, la sociedad veía eso como bueno y lo aplaudía. El único miedo que existía era la sífilis y la podían curar. Los hombres elegían mujeres casadas porque estaban más sanas, no tenían sífilis, y poco les importaba el marido ni ellas mismas. Solo pensaban en ellos mismos y su placer, egoísmo en estado puro.

Pero ahora bien, todos estos mujeriegos para casarse con ellas quieren una mujer decente, pero no dejan de tener mentalidad de mujeriegos y saber o creer ver las miradas de los hombres que también son conforme ellos han sido. 
Se casa con una mujer que no quiere, solo se enamora por los rizos de su pelo y sus ropas. No tienen nada en común y no tienen nada de que hablar. La vida de ambos se vuelve rutinaria en la que solo invierten el tiempo en discutir por nimiedades para luego reconciliarse sensualmente. Acaban teniendo cinco hijos, ahora los temas de conversación cambian pero siguen siendo insípidos. Las enfermedades de los niños, los estudios...

Su vida no deja de ser monótona hasta que aparecen los celos. Precisamente él que ha sido todo un mujeriego de joven y ella que no ha vivido absolutamente nada, siente celos y ve infidelidad en todo lo que hace ella. Se fija en miradas, comentarios, gestos y todo lo ve llevado hasta la infidelidad. En ningún momento del libro se ve que ella sea infiel. El libro solo muestra el envenenamiento de él mismo en su imaginación. Recuece los temas y los recuece, agrandando unos celos enfermizos que le llenan de ira, pensando en su decencia, su ego, hasta que acaba matando a su mujer.

El libro es brillante, no se puede parar de leer. Son unas ciento cuarenta páginas y se leen en unas tres o cuatro horas. Tiene un ritmo vertiginoso, pero es simple y llanamente porque no se puede parar de leer. 

Lo recomiendo mucho, mucho, mucho.







 

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