domingo, 7 de mayo de 2017

La maestra y el corcho

Hoy ha caído en mis manos un cuento de Enrique Mariscal de sus Cuentos para regalar a personas inteligentes. Me ha gustado mucho y por eso quería compartirlo aquí. 

Por circunstancias que ahora no voy a contar, he visto y escuchado el interior de un colegio pero desde una posición que hacía que yo fuera imparcial, ya que no era ni alumna, ni maestra, ni madre por lo que mi opinión era de observadora pero metida dentro, digamos, de todo el "tinglado". He visto cosas de niños, he visto cosas de madres/padres y he visto cosas de maestr@s.

Pues una vez charlando con un maestro, halábamos sobre la actual educación en la que los niños habían dejado de imaginar, en las clases había que seguir la materia marcada sin salirse de ahí. He escuchado decir a maestras que no les daba tiempo a dar toda la materia, que si los niños no escuchaban, que si fulanico era tonto, a niños que se les castigaba siendo muy pequeñitos y verlos llorar desconsolados porque no se sabían la lección o quejarse de que tenían demasiados niños.

El contacto que  yo tenía con los niños era muy pequeño en comparación con l@s maestr@s, pero suficiente para verlos funcionar. Digamos que yo estaba en la sala donde mandaban a los castigados. Realmente yo no tenía que hablar con ellos pero no podía evitar que me dieran mucha lástima y entonces dejaba mi trabajo y me ponía a hablar con ellos. No les regañaba, no era mi función, yo solo charlaba. Hablábamos de juegos, les contaba historias, a una niña le ayudé a que se estudiara la lección por la que la habian castigado (esta era la que lloraba) y cosillas así. Me llamaba la atención que me miraran con ojos de sorpresa por decirles gracias cuando me pasaban algún objeto o decirles que me ayudaran con las fotocopias haciéndome la tonta como que yo no sabía hacerlo y ellos se sentían super orgullosos. Y muchas más anécdotas. Hubo un alumno de secundaria que un día le dijo al director que allí tendría que haber más personas como yo, simpáticas y educadas. No lo cuento por echarme flores, no las necesito, lo cuento porque es para pensar el porqué en un colegio un alumno reclama personas educadas y simpáticas.

¿Qué quiero decir con todo esto?. La educación actual sigue teniendo las bases prusianas, en las que los niños tienen que ser rectos, callados, quietos, autómatas. La imaginación y la creatividad la van perdiendo poco a poco para ser unos perfectos "muebles" en la clase. Quien se sale de ahí es malo, tonto o cualquier otra cosa que se les ocurra a cierto tipo de maestros. 
Y lo que yo vi es que solo era cuestión de darles ejemplo, de motivarlos, de hacer que las cosas le sean atractivas, que se sientan útiles, que vean que se puede aprender mucho cuando se tiene ilusión, cuando no se es un "soldado".

Pues todo esto me ha recordado el cuento de Enrique Mariscal porque lo explica todo tan bien que es un perfecto ejemplo de como tendrían que ser las cosas para crear ilusión. Aquí lo pongo:

 Hace años, un supervisor visitó una escuela primaria. En su recorrida observó algo que le llamó poderosamente la atención: una maestra estaba atrincherada atrás de su escritorio, los alumnos hacían gran desorden; el cuadro era caótico.

Decidió presentarse:

- "Permiso, soy el supervisor de turno...¿algún problema?"
- "Estoy abrumada señor, no se qué hacer con estos chicos... No tengo láminas, el Ministerio no me manda material didáctico, no tengo nada nuevo que mostrarles ni qué decirles..."

El supervisor, que era un docente de alma, vió un corcho en el desordenado escritorio. Lo tomó y con aplomo se dirigió a los chicos:
- "¿Qué es esto?"
- "Un corcho señor"... gritaron los alumnos sorprendidos.
- "Bien, ¿De dónde sale el corcho?"
- "De la botella señor. Lo coloca una máquina...", "del alcornoque, de un árbol .... "de la madera...", respondían animosos los niños.
- "¿Y qué se puede hacer con madera?", continuaba entusiasta el docente.
- "Sillas...", "una mesa...", "un barco..."
- "Bien, tenemos un barco. ¿Quién lo dibuja? ¿Quién hace un mapa en el pizarrón y coloca el puerto más cercano para nuestro barquito? Escriban a qué provincia argentina pertenece. ¿Y cuál es el otro puerto más cercano? ¿A qué país corresponde? ¿Qué poeta conocen que allí nació? ¿Qué produce esta región? ¿Alguien recuerda una canción de este lugar?"

Y comenzó una tarea de geografía, de historia, de música, economía, literatura, religión, etc.

La maestra quedó impresionada. Al terminar la clase le dijo conmovida:
- "Señor, nunca olvidaré lo que me enseñó hoy. Muchas Gracias".

Pasó el tiempo. El supervisor volvió a la escuela y buscó a la maestra. Estaba acurrucada atrás de su escritorio, los alumnos otra vez en total desorden...

- "Señorita...¿Qué pasó? ¿No se acuerda de mí?"
- "Sí señor, ¡cómo olvidarme! Qué suerte que regresó. No encuentro el corcho ¿Dónde lo dejó?"



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