sábado, 13 de mayo de 2017

El retrato de Dorian Gray

Siempre he querido leer El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde. No se el porqué quería leerlo, nadie me lo había aconsejado jamás ni me habían hablado de él, pero había algo dentro de mi que me decía que leyera ese libro, llamemosle instinto.

Siempre que es la feria del libro suelo mirar los mostradores para ver si encuentro algún libro interesante y a buen precio, así puedo ir agrandando año tras año mi biblioteca. Paseándome por la feria y mirando he encontrado El retrato de Dorian Gray, estaba ahí mirándome, nuevo, flamante, diciéndome llevame a casa como Rodolfo Langostino. Y me lo llevé, este era justo el momento de leerme este libro. ¿Por qué tenía tantas ganas de leer este libro si la historia es archiconocida? Pues porque estaba convencida de que iba a encontrar en las páginas del libro mucho más de lo que se conocía de la historia... y lo encontré.

Planteamiento.

El pintor Basil Hallward, el alma buena, el alma blanca, el verdadero amante de la belleza, del deleite de los sentidos.

Lord Henry Wotton, el pervertidor. El alma negra enmascarado con inteligencia, pedantería, con su conversación pretenciosa, pomposa y cargante. Pero no era más que eso, una máscara que ocultaba a un frustrado, amargado y envidioso.

Dorian Gray. Un joven inocente, ignorante por su juventud que si cae en malas manos puede ser estropeado completamente, como así pasó.

Lord Henry envuelve a Dorian como la serpiente al árbol del Génesis, trepando sobre él sinuosamente hablándole al oído. Que destructivas pueden ser las almas viejas corrompiendo las mentes inocentes. Dorian se deja llevar por él, convirtiéndole hedonista, egoísta y superficial. Haciéndole pensar que era un amante de la belleza (no duda en hacer grandes colecciones de objetos, incluidas amantes) y desechando la vulgaridad. Pero es curioso que de tan exquisito que se las daba, no dudaba ni un minuto en tumbarse en un colchón apestoso para fumar opio, ni duda en acostarse con mujeres de dudosa ¿reputación?, ni duda en dejar cadáveres a su paso, tanto físicos como psicológicos, ni duda en ir por los barrios más bajos. Eso no es de ser muy exquisito, todo lo contrario, sus vicios y tentaciones eran de lo más básicas, primitivas, mujeres, alcohol, opio. Aunque la mayor diversión de ambos era jugar con la gente, dominarla para después tirarla y hablarlo entre ellos como una gran gesta, cosa que no hacía más que vulgarizarlos. Jugaban con su cinismo. Me ha llamado la atención que nunca asumen ningún error, siempre la culpa es de los demás.

El pintor nada puede hacer por salvar a Dorian de si mismo ni de Lord Henry, en las novelas románticas el bueno siempre pierde.
Lo bueno es que Lord Henry paga su penitencia viendo su propia vida y eso le mortifica. 
En cuanto a Dorian Gray, pobre iluso, pensando que se puede limpiar el alma con un solo gesto, que todo se puede borrar de su memoria, de su conciencia, ambas sus peores enemigas. Lo que no se nombra no existe ¿seguro?.

Me  ha parecido un libro majestuoso. Algunos párrafos los releía por el simple placer de volver a disfrutarlos. Me ha parecido una escritura rebosante de genialidad, una explosión de belleza en cada párrafo.


La mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella ... pero luego asume las consecuencias.




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