domingo, 28 de mayo de 2017

Mis estanterias

Lo que voy a contar se que roza el absurdo, pero me ha parecido tan surrealista que me ha hecho mucha gracia.

Resulta que yo empecé a comprar libros, y por tanto a leer, desde que tendría, así a ojo, unos  doce años. Ahora tengo cuarenta y siete, así que la cantidad y variedad de libros que tengo es un poco importante. El caso es que ya ni se los que tengo. Se pueden ver libros de Julio Verne, hasta Canción de hielo y fuego de George R.R. Martin. Vamos, que hay libros para todos los públicos y edades. Pasando por cuentos, libros de matemáticas financieras, libros de cocina, de bebes, historia de la música... vamos, un caos.

Tengo distribuidos los libros por varios sitios de mi casa. En el salón tengo unos cuantos, en un dormitorio tengo otros cuantos en dos estanterias y en el cuarto donde tengo el ordenador, tengo una estantería que es donde está el grueso de libros. En esta estantería los tengo a su vez en dos tandas, la delantera y la trasera. Los libros que hay en la delantera se ven bien, pero para ver la trasera hay que mover toda la delantera, vamos, un lio.

El caso es que como me estaba aburriendo mucho el libro de La sombra del viento, y como el aburrimiento es tan malo, me he puesto a mirar los libros de la parte trasera.

Me he quedado impresionadísima, me he encontrado libros que no tenía ni puñetera idea de que los tenía. He encontrado "Eloísa está debajo de un almendro" de Enrique Jardiez Poncela, "Como el agua que fluye" de Marquerite Yourcenar, cosa que yo juraría y perjuraría que de esta autora solo tenía "Memorias de Adriano" y me he encontrado un segundo libro de ella.

Pero esto no es la primera vez que me pasa.  Una vez fui a sacar y leer de la biblioteca municipal el libro de "Fortunata y Jacinta" de Benito Pérez Galdos y tiempo después descubrí que yo ya lo tenía en mi casa.
Ya ni me acuerdo de cuando compré todos estos libros y eso sin contar los que tengo prestados que ya ni recuerdo cuales eran ni a quien se los presté. Quien presta un libro o pierde un libro o pierde un amigo.

A no ser que vengan "Los enanos mágicos" de los Hermanos Grimm y coloquen libros en mis estanterías por las noches, el caso es que ya ni recuerdo cuando los compré.

Por lo que he decidido, que como la sombra del viento me resulta tan soporífera, que voy a empezarme uno de estos libros que tengo en mi casa sin saber que tengo.

¡Anda queee!



 


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