domingo, 28 de enero de 2018

Llamé al cielo y no me oyó

Llamé al cielo y no me oyó es de Juan Pedro Cosano.

Este es el segundo de la trilogía que cuenta las andanzas o juicios de Pedro de Alemán, el primero era El abogado de pobres.

En esta ocasión, nuestro abogado de pobres tiene que defender a Lucía de Jesús, una expósita que se crió en un orfanato y se la acusa de haber matado a la mujer que se encargó de criarla, allí en el orfanato, desde que su madre natural la entregara el mismo día del parto.
Pedro de Alemán tiene que averiguar cual ha sido la motivación del asesino para matar a esta buena mujer. 
En todo ese tiempo descubre quien es la madre natural de Lucía y su padre, que no es ni mas ni menos que una persona rica y respetada en la ciudad. 
¿Quién podía estar interesado en que nadie supiera que este personaje reputado tenía una hija?

Este libro me ha parecido más trabajado que el anterior, pero sí que es cierto que el primero, el abogado de pobres, era más sorpresivo porque era todo novedoso.
Sigue siendo muy sencillo de leer, cuenta como eran las leyes en el siglo XVIII, pero lo hace de forma tan bien escrita y tan atractiva, que atrae desde la primera página y no se hace nada cansino, a pesar de la mucha información que da.

Me ha gustado mucho este autor, Juan Pedro Cosano, y por eso ya estoy liada con el tercero, Las monedas de los 24.



 

Hombres buenos

Hombres buenos es de Arturo Pérez Reverte.

Cuando dije de leer Hombres buenos, tenía un poco de reparo porque siempre se ha dicho que Pérez Reverte no era para todos los públicos, ya que era un hombre muy culto y su público tenía que estar acostumbrado a una cierta calidad literaria para poder leerlo. Pero pensé que tenía que intentarlo. 
Sus libros de Diego Alatriste tenía claro que no iba a leer porque no me llamaban absolutamente nada la atención, además de que no fui capaz ni de ver la película, me dormí porque me pareció aburridísima y el hecho de que el actor principal hablara con acento argentino no ayudó mucho.

Entonces me decidí por Hombres buenos.

Cuando empecé a leer el libro me pareció interesante. Está encuadrado en el siglo XVIII y dos miembros de la Real Academia de la Lengua Española reciben el encargo de conseguir en París los 28 volúmenes de la Encyclopédie de D'Alembert y Diderot, que estaba prohibida en España. Pues pasan por mil aventuras y va relatando todos los lugares por los que pasan y también había en contra, que otros miembros de la Real Academia harán lo posible para que no lo consigan. 
A eso le añadimos los comentarios del autor, relatando como se recorrió todo el camino él mismo en la actualidad, para hacerlo todo lo mas real posible.
Lo mas interesante del libro es que los academicos llegan a París cuando el previo a la Revolución francesa se está fraguando y narra como se ven las cosas desde el punto de vista español y francés, o mejor dicho, desde el punto de vista de la nobleza, religión y pueblo. El viaje en si no es lo más importante, lo más importante es el hervidero que se estaba fraguando en el país.

En un principio todo me pareció muy interesante, mete información por un tubo, casi diría que demasiada, porque eso hacía que en ciertos momentos mi mente se pusiera en standby y eso es peligroso, tan peligroso que cuando me faltaban unas 200 páginas de las 600 que componen el libro, lo dejara.

¿Es posible que Pérez Reverte sea para lectores cultos y yo no lo sea? Es posible, pero el caso es y es otra forma de plantearlo, que el escritor debe captar al lector y a mi no me ha captado.

¿Volvería a leer a Pérez Reverte? Lo dudo, porque lo poco sabe a poco, pero lo mucho espanta y la densidad de información que mete Reverte en sus libros me cansa.