Desde hace unos años tengo la
costumbre de asistir a actos por el día de la mujer. El año pasado fui a uno
organizado por Izquierda Unida en el cual se habló sobre “Las sin sombrero”,
mujeres de la generación del 27 que la historia las olvidó y ahora se están
rescatando del recuerdo, ya que fueron mujeres brillantes tanto en poesía,
pintura y escultura, pero el hecho de ser mujeres las dejó en el olvido.
Después de ver un video, comenté
que esas mujeres realmente fueron privilegiadas, ya que tuvieron la oportunidad
de poder acceder a las artes e incluso poder codearse con otros pensadores de
su misma generación. Al resto de asistentes no les gustó mucho mi comentario,
pero es que realmente los hombres de la generación del 27 también fueron
privilegiados, ya que podían acceder a la universidad, cosa que otros hombres y
mujeres de la época no podían ni aprender a leer y a escribir.
También asistí a un acto
organizado por asociaciones de mujeres, pero ya sin tinte político. En este
acto pude conocer el libro de Nuria Varela “Feminismo para principiantes”. Este
libro lo veo como una guía sobre el feminismo y no como novela. Ese día me reí
mucho, porque además hubo un taller sobre publicidad vista con “gafas violeta”
como diría Nuria Varela.
Otro acto del mismo año fue uno
organizado por Ciudadanos, en el que pudimos escuchar de la boca de las
protagonistas, mujeres que se salían de la norma, o sea, bombero, ingeniera,
empresaria, etc. A una le entraba un poco de complejo, porque veo un fuego y me
cago de miedo, aunque eso mismo le pasaría a un hombre, no es cuestión de género.
Este año he ido a uno del Partido
Popular sobre monjas de clausura. Me resultó también interesante, era otra
clase de mujer.
Al final, haciendo balance de
toda mi travesía, empoderándome (o intentándolo, porque siempre hay cosas
nuevas que aprender), diferencia entre género y sexo, diferentes tipos de
sexualidad (heterosexual, homosexual, bisexual, transexual y un largo etc.) he
llegado a la conclusión de que no me voy a calentar la cabeza, que es
simplemente conforme siempre he estado, respetando a las personas sin más. Me
da igual con quien se acuesten y con quien se levanten, solo me importa la
persona y como me trate y así la trataré yo. En cuanto a la forma de hablar,
una feminista habla así, una feminista habla asao (se dice en femenino porque
habla de persona, diputados y diputadas)… ¡vaya un coño! Nos hemos pasado la
vida intentando quitarnos de encima las normas del machismo y ahora nos echamos
las del feminismo.
Es solo y llanamente… respeto,
sin más.
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