martes, 28 de marzo de 2017

Anécdota

Me gusta mucho tratar con la gente, me gusta escucharla, realmente la gente lo único que necesita es que se la escuche pero que se la escuche de verdad, no quiere nada más y yo se escuchar. Y por un motivo extraño, algo tiene que tener mi cara, que la gente me cuenta cosas, otro día contaré algo que me pasó en Barcelona completamente surrealista.

Hace un tiempo me puse a hablar con un cartero, se quejaba de que habían hecho recortes en personal y que no le daba la vida para atender toda su zona de reparto.
 Y mira tú por donde que hace poco me llaman por teléfono (las casualidades de la vida, la vida está llena de casualidades) ofreciéndome hacer un "trabajo". 

El tema consistía en que yo iba a recibir en mi casa cartas de otras personas catalogadas con números y mi trabajo consistía en vigilar esas cartas, fecha de sellado y fecha de recepción. A su misma vez yo tenía que enviar otras cartas, en buzones amarillos y en correos, para así controlar cuanto tardaban las cartas en llegar a su destinatario, todo eso informatizado e informando de entradas y salidas. Yo ya había trabajado como "espía" bancaria hace unos años, pero esto era diferente.

¿Qué ganaba yo con esto? pues me pagaban cinco euros al mes, con pago cuatrimestral en tarjetas regalo que podía invertirlo yo donde quisiera y todo esto en el transcurso de un año, por lo que conseguiría 60 euros en ese año.

Mientras me explicaba todo esto la chica del teléfono, yo sabía el motivo real del retraso en correos (siempre que hubiera retraso real, ojo) y al mismo tiempo también sabía como funcionan las empresas privadas de transportes (otra ocasión en la que también escuché) por lo que le dije a la chavala que no iba a participar en eso, porque me parecía muy injusto para los trabajadores de correos hacerles esa putada, tenerlos vigilados, cuando yo sabía que no era por ellos, es que simplemente al haber menos personal, no les daba la vida.

Ahora yo me cuestiono, ¿si me hubiera pagado más hubiera aceptado? tengo que decir que posiblemente si. Hubiera dejado a un lado ideas moralistas y no hubiese tenido en cuenta  nada de lo que yo sabía de antemano. Por lo que, todos tenemos un precio. Criticamos a los políticos, a la gente que trabaja en negro, a los empresarios que intentan ahorrase en el fisco, pero... ¿lo haríamos nosotros también?. Todos tenemos un precio... otro día hablaré sobre eso, pero... cuando me dé el punto.
 

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