miércoles, 26 de abril de 2017

Hoy he leído un artículo sobre una madre que le enseñaba a su hijo a decir NO si algo no quería hacerlo, aunque las personas del exterior le presionaran, aunque lo tacharan de egoísta. Todo sucedió en un parque, el niño iba con unos juguetes y al llegar al parque todos los niños le pedían los juguetes y este niño se negó, porque los había llevado para jugar con una niña en particular, que habían ido allí porque había quedado con ella para enseñarle sus juguetes. Los otros niños le llamaron egoísta y fueron a quejarse a sus madres y fue la madre y el niño criticado por ellas.
 
Yo estoy de acuerdo completamente con la madre, una de las cosas más dificiles de aprender es a decir NO.
 
El tener mucha educación es muy bueno y abre muchas puertas, pero en otras ocasiones puede  ser un lastre. Por educación decía sí a alguna persona aunque yo no quisiera, por las cosas típicas de la educación... por no molestar, por no herir, etc. y eso después me había sentir mal, porque yo realmente no quería hacerlo.
Hasta que un día conocí la Asertividad. La asertividad consiste en expresar nuestros sentimientos de una manera franca, directa y sin herir a nadie y que nosotros no salgamos heridos. Se encuentra entre la pasividad y la agresividad. Así podía expresar mis deseos sin salir herida y sin herir. Incluso existen técnicas para dar las respuestas asertivamente sin perder la paciencia, y por tanto estresarnos, en el caso de que la otra persona insista e insista.
 
Pues una de las cosas que incluye la asertividad es a decir NO.
 
Es un trabajo lento, pero muy satisfactorio y lo practico con todo, incluso en las cosas más pequeñas. 
Una vez estaba en la terraza de una cafetería y entré dentro para comprar un paquete de tabaco. Al salir, sin haberme sentado aún e incluso sin haber abierto el paquete, se acerca una mujer y me pide un cigarro. Mi respuesta fue no. Las personas que iban conmigo me lo recriminaron y esta fue más o menos la conversión:
 
- Que borde, ¿por qué no se lo has dado?
- Pues porque no quería dárselo.
- ¿Qué te importa un cigarro más o menos?
- No es por el cigarro, es porque me ha molestado que parecía que estaba al quite, esperando en la misma puerta para pedirme el cigarro. Además de que iba con un cochecito con un niño pequeño y parecía que estaba embarazada.
- ¿No te da regomello? ¿Y si te echa una maldición? (porque parecía gitana).
- Me da igual que me eche una maldición.
- Tu marido si se lo hubiera dado.
- Si, es posible, pero ha tenido la mala suerte de pedírmelo y encontrarse conmigo y no con él.

Este es un ejemplo tonto pero puede servir como eso, de ejemplo. En ningún momento me dio disgusto. No quería hacerlo y no lo hice. Otro ejemplo tonto:

Una amiga necesitaba que le pasara un trabajo de word a PDF, porque su programa no tiene instalada esa opción, me manda un Whatsapp pidiéndomelo. Conversión:

- Holmsteck ¿Puedes pasarme un documento a Pdf?
- Si, claro, pero ahora no, porque estoy viendo una película con mi familia.
- Ah, sin problema.
- Cuando termine la película enciendo el pc y te lo mando.

Como así hice. No pasó nada, nadie se molestó, yo me sentía bien.
Pues como estos pequeños ejemplos, así es todo. Es absolutamente necesario aprender a decir no en cuanto el decir sí nos haga sentir mal por cualquier motivo.

Se puede seguir siendo educada y no herir sentimientos con las respuestas asertivas y lo más importante, sintiéndonos bien con nosotros mismos, nos contesten lo que nos contesten, lo importante es sentirnos bien en nuestro interior, expresando lo que de verdad opinamos sobre las cosas y no haciendo nunca lo que no queremos hacer.


 

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