viernes, 9 de junio de 2017

Tributo a Mecano

Como buena cazoletera ayer fuí a un concierto tributo a Mecano.

Joer, Mecano me encanta, les vi en directo en la época y todo eso. Viví mi juventud en los años 80. La música de los 80 es mi preferida. 

Llego yo tan chuli y me compro la entrada. También le hacía atractivo que todo lo recaudado fuera destinado a una ONG. 

Miro las imagenes y se veía cuerpo de baile, música en directo, actores, todo tenía buena pinta. Si que es cierto que me mosqueó el que en las redes sociales comentaran, como algo positivo, que fuera a participar el teniente alcalde de mi ciudad. A mi no me parecía eso tan positivo, todo lo contrario, me daba miedito.

Llega el día, yo toda ahí tan contenta porque iba a escuchar música de Mecano. Me coloco en mi asiento toda comodica. Miro el papel que me dieron en la puerta de todo el listado de las canciones que iban a interpretar. Yo toda contenta porque las conocía todas, evidentemente, guay, esto pinta bien.

Un lerele con las patas verdes para mi. Empieza el espectáculo y veo un público muy infantiloide, mucho rollo familia. Bueno, no pasa nada, eso es que los padres son de los 80 y quieren mostrarle a sus hijos como suena la música que a ellos les gusta.

Se abre el telón. Aparecen un tipo y una tipa, supuestamente, haciendo algo gracioso, supuestamente, como he dicho antes. 

Empieza la música y veo que toda la gente que hay en el escenario es demasiado joven, y cuando digo demasiado es demasiado. La leche que mamó un tomate, resulta que la función la había organizado un colegio, y claro, el aire intantiloide que yo veía entre el público eran los papás y las mamás. ¡Dios! ¿donde me había metido?.

Bueno, bueno, no pasa nada, que no cunda el pánico.

Cuando me empezó a entrar el pánico fue cuando los actores empezaron a dialogar soltando frases, supuestamente, que se usaba en los 80. Juro y perjuro que no halábamos así.

Y ya el pavor llegó cuando una niña se puso a interpretar una canción de Mecano, cantaba muy bien la chiquilla, todo sea dicho, ¡pero la estaba aflamencando!. Y no solo eso, es que iba descompasada la voz con la música. ¡Dios, por qué, por qué, ¿por qué me aflamencan a Mecano?!.

Por lo que, después de verme metida en una función de un colegio, para niños y sus familias, que no eran ni mis niños ni mi familia y después de ver como les sonaba Mecano... pies para qué os quiero. Salí pitando de allí.

Yo respeto mucho esta iniciativa, valoro su esfuerzo, comprendo la ilusión que estaban poniendo, pero... ea.

Lo bueno es que el dinero que pagué era para una ONG, así que no sentí tanto dolor.

NOTA MENTAL: Cuando diga de ir a algún sitio de este estilo, tengo que leerlo todo mejor e informarme más.

 

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